ASÍ QUEDÓ EL PUEBLO DESPUÉS DEL EMBALSE (1.978)
Un malecón a medias entre el agua y las terrosas calles.
Calles con casa de tapias y “bareque”, derruidas unas, otras a medio construir.
La tan anunciada nueva urbanización que reemplazaría lo perdido, hecha para los
“desplazados de trasteo”, eran unas pocas calles desoladas y con espaciadas
casas construidas para asignar a quienes
no tuvieron “la dicha” de abandonar el
moribundo pueblo y marchar lejos con sus “corotos”.
Embalse de Guatapé |
Casas pequeñas recibidas a cambio de sus grandes
propiedades de pueblo viejo; los trasladados se vieron en la necesidad de
amoblar la nueva casa, abandonar las prácticas de cocina con leña, pasar de la
letrina-excusado al sanitario conectado a la red de alcantarillado. Para muchos
fue el inicio de la era del uso de electrodomésticos en casa, cosa que golpeó de
manera inesperada su economía; entrar en la cultura de pagos a crédito y a
término, fue otro comportamiento no fácil de asimilar. Las nuevas casas eran
entregadas a veces sobre planos, a veces sobre la intención del contratacante.
Los espacios públicos, esquinas y parques no eran otra
cosa que polvorientos lugares, igual que la unidad deportiva y los alrededores
del pueblo.
En otros parajes, las veredas envilecidas por la falta de
pobladores y y agricultores se
resignaban a sentir la fría creciente de las aguas hasta sus pies con el
consabido olor de la vegetación descompuesta.
Fanpage Guatapé-Antioquia |
El lento proceso de sedimentación generaba en la
respiración contenida un pesado olor a herrumbre o como una intensa sensación
de asimilar una especie de aire saturado de metano producto no sólo de la
evaporación de la clorofila descompuesta liberada de la vegetación sino también
de la cantidad de residuos y escombros naturales en proceso de descomposición.
Fueron estos, también componentes de la crisis vivida por muchos meses.
El desacomodo era casi total, el descontento era
palpable; pero ya nada se podía hacer. La población en edad productiva no
estaba preparada para asumir tan repentinamente el salto de una actividad
agrícola al trabajo en compañías constructoras de obras civiles a las que
entraron los campesinos con su fuerza y obra de mano no calificada; pero
aquello fue posible gracias a que fue una época en que para ellos el trabajo
fue bien remunerado. Ahora no quedaban compañías generadoras de trabajo, todos
se habían marchado al terminar su contrato, tampoco quedaba un pedazo de tierra
apto para la siembra ni para la ganadería.
REFERENCIAS:
Por la calle del recuerdo, Guatapé 200 años, Álvaro Idárraga Álzate, pág. 39 y 40, 2.008.
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